Forestería Comunitaria

Sep-Oct, 2014  |  Sustentabilidad

Una opción sustentable

SITUACIÓN FORESTAL EN MÉXICO

Los bosques son responsables de varias acciones ambientales fundamentales como el almacenamiento de dióxido de carbono, la captación y filtración de agua hacia los acuíferos, y la mitigación de efectos del cambio climático.Adicionalmente, desde un enfoque social, dan sustento de manera directa a millones de mexicanos que viven en ejidos y comunidades indígenas, la mayoría en condiciones de alta marginación.

México posee un gran potencial de explotación forestal, nuestro país ocupa el décimo segundo lugar en superficie boscosa en el mundo después de Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos de América, China, Australia, Congo, Indonesia, Perú, India y Sudán.Sin embargo, la compleja situación de los bosques mexicanos tiene un impacto importante en su aportación al producto interno bruto (PIB); según datos del INEGI del primer trimestre de 2014, el aprovechamiento forestal aportó únicamente 13,851 millones de pesos (mp) de los 499,292 que en total aportaron las actividades primarias; es decir, este sector contribuye únicamente con el 0.09% del PIB (nacional) nominal en valores básicos.

De acuerdo al estudio realizado en 2010 “El sector forestal en México: diagnóstico, prospectiva y estrategia” del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la problemática del sector está compuesta por diversos ejes. Por una parte, la situación de la tenencia de la tierra no resulta atractiva para grandes inversionistas, además la tala clandestina y la deforestación desmedida producen un fuerte efecto de competencia desleal y pérdida de recursos naturales, por otra parte, los apoyos y políticas públicas al sector no son tan robustos como, por ejemplo, los agropecuarios, y por si fuera poco, el nivel tecnológico mediante el que se explotan los recursos es muy bajo. Todos estos factores dan como resultado productos de baja calidad, precios poco competitivos y escasa seguridad en la constancia del suministro.

Durante largo tiempo la tenencia de la tierra ha sido un factor fundamental en la capacidad de aprovechamiento de los recursos forestales en el país. Actualmente, existen 55.3 millones de hectáreas de bosques, el 80% es propiedad de aproximadamente 8,500 ejidos y comunidades, con una población estimada de 12 millones de habitantes. En 2003, solo el 25% de comunidades o ejidos con bosques en explotación realizaban actividades de aprovechamiento, el 75% restante se manejaba por un esquema de rentismo. En el mismo año, las empresas privadas contribuyeron con un 34% del aprovechamiento, mientras que empresas sociales aportaron únicamente 17%.

Debido a que el territorio se encuentra en propiedad de comunidades y ejidos, y al bajo nivel de aprovechamiento que presentan, diversos académicos y expertos en el tema han propuesto la forestería comunitaria como una opción viable para hacer crecer la industria de manera sustentable y además promover el desarrollo de un sector de la población que ha quedado relegado en las actividades económicas del país.

APROVECHAMIENTO FORESTAL
El aprovechamiento forestal está definido en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable como “la extracción de los recursos forestales del medio en que se encuentren, incluyendo a los Recursos Forestales Maderables (RFM) y Recursos Forestales no Maderables (RFNM)”. Los primeros hacen referencia a la vegetación leñosa susceptible de uso y los segundos incluyen todas las partes no leñosas de la vegetación de un ecosistema forestal como son: líquenes, musgos, hongos, resinas y suelos.

En México, en 2011 el volumen de producción de madera en rollo ascendió a 5,897,000 metros cúbicos, predominan el pino (74.8%) y el encino (9.7%). La madera en rollo se utiliza principalmente en la producción de escuadría (71.7%), celulosa (8.1%) y carbón (6.2%) (Figura 1).



Figura 1: Distribución porcentual de la madera en rollo por especie y principales productos.
Fuente. Estadísticas a propósito del Día Mundial Forestal del INEGI, con datos de SEMARNAT, 2011.


Por otra parte, los recursos no madereros más importantes en 2011 fueron la tierra de monte (137 mil toneladas) y la resina (29 mil toneladas). En total, todos los productos alcanzaron un volumen de 202,789 toneladas (Figura 2).



Figura 2: Producción forestal no maderable por principales productos.
Fuente: Estadísticas a propósito del Día Mundial Forestal del INEGI, con datos de SEMARNAT, 2011.


FORESTERÍA COMUNITARIA EN EL CONTEXTO MEXICANO
El Fórum de las Naciones Unidas para los Bosques (UNFF por sus siglas en inglés), define a la forestería comunitaria como “el manejo de tierras y recursos forestales por y con la gente local, sea para fines comerciales o no comerciales”. En México, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), define el mismo concepto como “el cultivo del bosque con la participación social de sus dueños y/o poseedores, y cuyos beneficios coadyuvan a fortalecer sus procesos de desarrollo”, en particular, esta organización se refiere al concepto como “silvicultura comunitaria”.

En ambas definiciones, la característica fundamental es la existencia de un territorio de uso común en manos de una colectividad. De esta manera, el desarrollo forestal comunitario se distingue por el énfasis que pone sobre la gente que cultiva y maneja sus propios recursos forestales en forma sostenible. En este sentido, los objetivos incluyen la obtención de recursos económicos y el aprovechamiento sustentable de los bosques, pero más importante, promueve el desarrollo y autogestión de comunidades indígenas o con altos niveles de marginación.

En América Latina y el Caribe existen experiencias que demuestran que el manejo forestal con criterios de sustentabilidad es alcanzable y representa opciones altamente competitivas. En países como Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, Guyana, Argentina, Ecuador e incluso México, existen casos de éxito de foresterías comunitarias, los casos corresponden a bosques nativos y plantaciones forestales, o su combinación.

Las Empresas Forestales Comunitarias (EFC), como suele llamarse a las empresas en este esquema de aprovechamiento, son formas de organización que contribuyen al desarrollo socioeconómico de las comunidades y a la conservación de los bosques. Su creación y fortalecimiento permite desarrollar e incorporar una nueva cultura sobre administración y manejo de los recursos y compromete a la vez a sus integrantes a participar en un proceso gradual y continuo de capacitación y transferencia de conocimientos que responde a las características de la institución ejidal/comunal.

CONAFOR, con la asistencia del Banco Mundial, ambos financiados por presupuesto nacional, ofrece apoyos para que ejidos y comunidades contraten los servicios de asesores técnicos (prestadores de servicios técnicos y profesionales) para la constitución y registro legal de EFC. También los planes de forestería comunitaria contemplan fondos económicos para estimular a las comunidades y ejidos forestales en el manejo de sus bosques y obtener mejores ingresos con criterios de sustentabilidad.

En general, las foresterías comunitarias podrían impulsar el desarrollo productivo del sector forestal. El proceso de desarrollo comunitario participativo permite a la gente definir un escenario para su desarrollo futuro, de acuerdo con sus necesidades e intereses, y a la vez establecer metas estratégicas comunes.

En México existen varios casos de éxito de forestería comunitaria, sin embargo hay que destacar tres de ellos, que incluso figuran en documentos de carácter internacional: Tezainis en Durango, Parangaricutiro y San Pedro Jácuaro en Michoacán.(Figura 3)

Como es de esperarse, el éxito de este tipo de proyectos está íntimamente ligado a la estructura y organización de la comunidad, además, a las acciones emprendidas para formalizar sus actividades y profesionalizarlas; no es el objetivo de este texto abordar las particularidades de la consolidación de una empresa de este tipo, sin embargo vale la pena mencionar que un plan de negocios y la asesoría de un profesional son requerimientos básicos para emprender un proyecto de esta magnitud.

Gracias a los beneficios que pueden obtenerse de la forestería comunitaria, resulta interesante revisar las principales características de estos tres casos en el país:

CASO: TEZAINIS, DURANGO
Ejido con 374 socios y población de 1,600 personas.

En 1974, gracias a un crédito, compró un aserradero e inició la extracción de madera de forma autónoma.

La Asamblea General es la autoridad máxima, dependiente de ella existe una empresa ejidal encargada del desarrollo de la actividad forestal.

En San Diego de Tezainis no existe el desempleo. El salario mínimo que paga la empresa ejidal es tres veces superior al promedio de la región. Todos los empleados están asegurados y cuentan con atención médica.

La distribución de utilidades es igual para los 374 socios, trabajen o no en la empresa y vivan o no en el ejido.

Los trabajadores reciben pago por utilidades cada tres meses sin excepción.

Las mujeres tienen una importante participación en el proceso productivo.

Se fomenta el ecoturismo. Ha realizado alianzas innovadoras con instituciones gubernamentales y mantiene un fuerte vínculo con instituciones educativas de nivel medio superior.


CASO: PARANGARICUTIRO, MICHOACÁN
Comunidad con títulos de propiedad virreinales, según los cuáles los comuneros indígenas son dueños de las tierras y sus bosques.

Pertenecen a la comunidad 1,254 comuneros y unas 6,000 personas.

Organización comunitaria en la que la gestión productiva y el manejo económico son conducidos por un gerente general profesional, y cada emprendimiento comunitario por un administrador.

Consejo comunal integrado por comuneros destacados.

Para los nuevos proyectos, se considera prioritario que estos generen beneficios sociales.

Las Actividades forestales se realizan con recursos propios de la comunidad y con algunos apoyos gubernamentales.

Se utiliza el Método de Desarrollo Silvícola (MDS) para la ordenación que permite mantener la calidad del arbolado y la biodiversidad.

La actividad forestal representa el 70% de los ingresos económicos del municipio.

Da empleo directo y permanente a 950 jefes de familia.

Se protegen las fuentes y cursos de agua.

Cuentan con vigilancia permanente para controlar la caza y tala ilegal

Programa de protección contra incendios con la participación de 13 brigadas de al menos 50 integrantes, todos ellos voluntarios.

CASO: SAN PEDRO JÁCUARO, MICHOACÁN
Ejido con 1,781 habitantes (censo 2000), en este núcleo agrario se encuentran tres formas de tenencia de la tierra: comunal, ejidal y pequeña propiedad.

En 1982 el ejido se hizo cargo de la administración de las operaciones forestales. Ese mismo año se constituyó la denominada “Unidad de Explotación Forestal y de Usos múltiples”, que ha sido un factor fundamental para el desarrollo de la asociación.

Organización con bases sólidas que ha logrado compatibilizar tres formas de tenencia de la tierra.

Al inicio se estableció no vender tierras a personas ajenas al ejido.

El ejido está compuesto por 82 ejidatarios, 30% son mujeres.

Cuentan con un centro turístico.

Existe el propósito explícito de lograr una mayor equidad de género.

Más de dos décadas de manejo sostenible del bosque.

Para que un proyecto de forestería comunitaria sea un caso de éxito requiere que muchos factores se coordinen de manera correcta, sin embargo, la organización es una pieza fundamental, además la identidad, la cultura e idiosincrasia tiene un papel importante para facilitar la organización interna.

Los objetivos comunes son económico-productivos, ambientales y orientados al logro de beneficios sociales. Varios ejemplos en nuestro país y en el mundo respaldan la viabilidad de la forestería comunitaria como una opción sustentable para los bosques mexicanos y sus habitantes.

Para que estos modelos puedan crecer y multiplicarse en México será necesario diseñar planes y programas estratégicos participativos de desarrollo sustentable. En distintas regiones del mundo, se ha logrado reconciliar el manejo de los recursos naturales y su conservación.
La clave se encuentra, precisamente, en la capacidad comunitaria que regula el uso de los recursos.


Deja un comentario

Todos los comentarios pasan por un proceso de validación antes de ser publicados.


Deseo recibir información