Innovación en la industria química

Nov-Dic, 2012  |  Industria química

Hacia una nueva química

Si bien la industria química en México se ha contraído durante los últimos 20 años, tiene claras perspectivas de recuperación a mediano plazo. Esta rama manufacturera cuenta con condiciones favorables para volver a desarrollarse y recuperar la importancia que por tanto tiempo tuvo en la economía nacional.

Para hablar sobre las perspectivas y posibilidades de la industria química hacia la innovación, Tu Interfaz de Negocios se acercó al Dr. Víctor Gutiérrez, jefe de investigación y desarrollo de Polaquimia, quien comparte con nuestros lectores su visión del sector.



Dr. Víctor Gutiérrez, jefe de investigación y desarrollo de Polaquimia.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE LA INDUSTRIA QUÍMICA EN MÉXICO?

La industria química mexicana, en buena parte es diseñada en otros países; esto genera una dependencia tecnológica que ha sido difícil de romper, por lo que la producción ha permanecido relegada a commodities, sin acceder de manera importante a productos de mayor valor. Actualmente se está haciendo un gran esfuerzo por realizar investigación propia: básica y aplicada. Para tener éxito en esta misión se necesita conjuntar al sector privado, al gobierno y a las instituciones públicas, por lo que el CONACYT y las instituciones de educación superior (IES) juegan un papel importante.

“Estamos en la transición de una química de poca especialidad a otra de mayor sofisticación para atender necesidades particulares; esperamos que esto nos lleve a tener ganancias mayores que las que dan los commodities. Hay empresarios con visión, sin embargo es necesario un cambio de paradigma para mover a las organizaciones hacia la fabricación de productos especializados” comenta Víctor Gutiérrez.

Esto no quiere decir necesariamente buscar nuevas moléculas o productos químicos, también hay productos
formulados que combinan compuestos con principios activos diversos, para hacer algo que ninguno por separado puede lograr; así, a partir de lo que ya existe se genera un producto que cumple con varias características. “Lo importante es ver las necesidades de los clientes para generar soluciones específicas; esto es una gran oportunidad si se piensa en aplicaciones particulares”, apunta.

Por ejemplo, en el campo de los agroquímicos, los productos deben cumplir varias funciones que una sola molécula no satisface, por lo que las formulaciones son una buena opción. También otras industrias requieren de formulaciones complejas, como el sector textil o el de productos de limpieza.

“La empresa mexicana está muy acostumbrada a proyectos rápidos, a satisfacer necesidades de corto plazo porque también el cliente tiene este apremio; no se da el tiempo para diseñar un proyecto, el mismo entorno orilla a ello. Es entonces importante considerar la infraestructura, para que no esté colapsada en proyectos inmediatos y en innovaciones incrementales que avanzan lentamente; habría que pensar en proyectos más largos y plantearlos desde el inicio; esto no es sencillo para el empresario mexicano porque representa dinero, por lo mismo, es importante mejorar la cultura del riesgo”, opina el doctor.

SOBRE LA INNOVACIÓN EN LA INDUSTRIA QUÍMICA MEXICANA

Actualmente en la industria química se realizan innovaciones incrementales, se hacen mejoras a los productos, sobre todo en su calidad, también en los procesos y para mejorar las variables de desempeño. Así mismo se desarrollan moléculas similares a las existentes, lo que ayuda mucho a la industria; “por otro lado elaborar mezclas para hacer productos multifuncionales puede ser un proceso muy innovador. Todo esto es alcanzable en el ámbito donde la empresa trabaja sola”, señala el experto.

En México se está haciendo un esfuerzo por acceder a niveles mayores de contenido tecnológico, por empezar a buscar innovaciones radicales; para ello es necesario contar con más infraestructura que el puro departamento de investigación y desarrollo (I+D): “para tener una verdadera innovación se necesita de un estudio que defina los productos que pueden tener viabilidad comercial, es importante detectar las tendencias del mercado, aquí se requiere la participación de otros departamentos dentro de la misma empresa”, acota.

Las ideas para innovar provienen: de las personas que están de cara al cliente, de quienes están en la parte técnica y de I+D. es necesario instrumentar la sinergia entre todas las áreas, se necesita desarrollar una cultura dentro de la organización “de manera que todos entendamos que podemos modificar las cosas, si el vendedor sabe que puede innovar, se convierte en un agente del cambio; es una suma de pequeñas contribuciones para que al final se tenga un producto nuevo o mejorado en el mercado. Esto requiere tiempo, lo importante es que los directivos tengan bien la idea de qué es innovar y tengan la cultura para ello; así, mediante la estrategia y los objetivos, establecen las líneas hacia la innovación”, comparte el Dr. Gutiérrez.

Para los desarrollos de mediano y largo plazo como los que se necesitan es importante ir en conjunto con otros actores; la vinculación entre las empresas y las IES o centros públicos de I+D debe ser una práctica más extendida. A nivel mundial esta tendencia cobra cada vez mayor fuerza; al respecto, el experto enfatiza que “es necesaria una mayor apertura por parte de la empresa; muchas veces las organizaciones se protegen por secreto industrial y tienen temor a compartir sus conocimientos; se vuelve necesario un buen manejo de la propiedad industrial para saber protegerse, pero también para facilitar la apertura. Hacia allá se está moviendo la innovación en otros países y hay que aprender de ello”.



“Es necesario tener más de un proyecto, hay que acostumbrarse a gestionar un portafolio de posibles proyectos, muchos de ellos se quedarán en el camino. Para esto las ideas son importantes, tanto de la gente de I+D, las personas en planta y los que están en el laboratorio de aseguramiento de calidad, pueden ser una buena fuente de posibles innovaciones de procesos y tener ideas sobre cómo mejorar el producto; las personas que están dando la cara al cliente: ventas, servicio técnico, mercadotecnia, son los más sensibles a las necesidades, qué es lo que el mercado está pidiendo; una suma de todo esto nos puede dar buenas ideas para nuevos proyectos”, establece el entrevistado.

SOBRE LAS TENDENCIAS MUNDIALES EN INNOVACIÓN QUÍMICA

“Es evidente que como empresa ya no puedes estar sola, hay que vincularse. Por ejemplo, viene una tendencia de nuevos ‘bloques constructores’ obtenidos a partir de azúcares y otros compuestos disponibles en la biomasa; en este proceso la bioquímica es fundamental para proveer estas nuevas moléculas que posteriormente, como industria química, se pueden transformar para obtener nuevos compuestos; por lo que la tendencia es ir en grupo, la mayoría de los desarrollos en países industrializados se han dado en colaboración entre empresas biotecnológicas y químicas. También aquí los centros de investigación y las IES son muy importantes, es fundamental el aporte de nuevos conocimientos o de técnicas analíticas, pues cuanto más sabemos de una molécula o ruta, más beneficios podemos obtener.”, agrega.

A decir del experto, viene un nuevo tipo de química, que aprovecha esos bloques constructores obtenibles a partir de biomasa y, con fundamento en la química verde, se desarrollan rutas de síntesis. Por una parte es una alternativa a los productos derivados del petróleo; pero por otro lado, ofrecen funcionalidades químicas que pueden ser aprovechadas utilizando los conocimientos de química o de síntesis orgánica; entonces las opciones de reacción son más amplias que las que ofrecen los derivados del petróleo.

La tendencia es siempre ir vinculados para la ejecución de proyectos; si el desarrollo está más allá de las propias posibilidades, hay que ir con otra empresa, pues muchas veces hay proyectos prometedores que se mueren porque una compañía no cuenta con la pericia necesaria en un área específica. Es importante estar abiertos a colaborar y compartir los riesgos en un esquema ganar-ganar, pedir a otra empresa que participe, y estar dispuestos a aportar a su vez.

“Lo más interesante de esto es que a la par se podría trabajar bajo un proyecto sustentable, se hace con química verde, esto permite usar lo menos posible, o no usar disolventes orgánicos; utilizar catalizadores con el mayor rendimiento posible, en vez de síntesis estequiométricas; y siempre con la premisa de no formar sub-productos, para tender al 100% de eficiencia y no tener problemas de desechos. Es una excelente alternativa porque empiezas a jugar, incluso con moléculas nuevas”.

¿ESTE TIPO DE QUÍMICA ES REALIZABLE EN MÉXICO?

Sí, tenemos materias primas, universidades, institutos y centros con grupos consolidados de investigación en química e infraestructura analítica avanzada, por lo que estas líneas bien se podrían empezar en nuestro país. Los bloques constructores están disponibles comercialmente y en volúmenes industriales, por lo que a partir de ellos se pueden investigar nuevas rutas de síntesis, o incluso síntesis de nuevos compuestos.



“Yo lo vería como un proyecto a mediano y largo plazo, no a corto, pues no es trivial encontrar una molécula con aplicación industrial inmediata; estamos hablando de cinco a diez años”. Son proyectos muy justificables, cumplen con los criterios del CONACYT para apoyo a investigaciones, son factibles y están encaminados a encontrar soluciones sustentables, por lo que son buenos proyectos para desarrollar en las universidades.

“Estoy convencido de que hay muchas cosas que se pueden hacer, pero hay que romper paradigmas, dejar de pensar que ‘soy una empresa pequeña y se lo dejo a los grandes’, o ‘soy una empresa nacional y se lo dejo a los transnacionales’; esta oportunidad es para todos, es un asunto de decisión, contamos con todo lo necesario, tenemos infraestructura, gente y un país con muchos recursos. Hay retos que superar,pero el Foro Económico Mundial identifica que México está tocando la puerta de la economía basada en innovación, no hay más que decir ‘estoy listo, vamos a empezar’, hay que difundir el concepto para que los empresarios, con un capital adecuado, den el paso y aborden el tren de la innovación; con la primera experiencia se abre la brecha. Yo confío en que sí es posible, y una vez establecida una dinámica adecuada, se detonará un crecimiento en muchos sentidos: económico, pero también social, cultural y científico”, concluye.


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