México, D.F.- El uso de la biotecnología basada en la modificación genética ha creado una gran controversia en su aplicación. Ha generado la necesidad de establecer un marco normativo para regular su investigación, producción y consumo. La propiedad intelectual, podría ser un incentivo de inversión para continuar con las investigaciones.
Los fármacos biotecnológicos son producidos a base de proteínas de seres vivos, mientras que los tradicionales se obtienen a partir de sales químicas. Siendo esta una ventaja para la biotecnología, que a su vez enfrenta grandes retos para consolidarse en México, debido principalmente a los elevados costos de los tratamientos, las normativas y la poca vinculación entre académicos e industriales.
En caso de tumor, la aplicación de medicamentos biológicos por vía intravenosa logra que lleguen hasta el lugar donde éste se ubica, actuando al momento de ingresar al flujo sanguíneo del paciente, buscan e identifican las células dañadas del organismo, sin afectar a las células sanas debido a que los tumores necesitan alimentarse a través de la sangre, y para eso secretan un factor de crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que se une a los receptores en las paredes de los vasos, estimulando el desarrollo de los nuevos.
Los medicamentos biotecnológicos son diseñados a partir de un determinado código genético, dicho código se introduce en una célula viva que en su mayoría se trata de una bacteria o una célula de mamífero, a partir de esta modificación se produce un grupo de células llamada “células madre”.
Las proteínas obtenidas de las células madre, se purifican mediante un proceso de múltiples pasos con estrictos niveles de control de calidad. Finalmente la fórmula es guardada en dispositivos especiales que son vitales para que un medicamento biológico sea seguro y estable.
A pesar de que el tratamiento biotecnológico puede ser una opción menos invasiva que el tradicional, resulta menos costeable para la población puesto que su precio es 100 veces mayor que el anterior.
Otro de los retos para el impulso de la biotecnología es fortalecer la vinculación entre la industria y la academia. Grandes laboratorios con plantas en México tienen centros de investigación biotecnológica en países como Estados Unidos, Suiza, Japón y Alemania, sin embargo, en México llevan a cabo investigación básica. Mientras que universidades como la UNAM, a través del Instituto de Biotecnología y el de Biomédica, o el Instituto Politécnico Nacional hacen investigaciones en biotecnología, muchas de éstas quedan como prototipos que no llegan a la industria.
En agosto de 2011 la compañía mexicana Silanes a través del Instituto Bioclón perteneciente a la misma empresa, en colaboración con el Instituto de Biotecnología de la UNAM, desarrolló el antídoto biotecnológico contra la picadura de alacrán con excepcionales resultados, el cual se comercializa actualmente en Estados Unidos convirtiéndose en un caso de éxito para la biotecnología.
Fuente: Redacción
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